DESARROLLO URBANÍSTICO
Con todo esto hemos querido resaltar la presencia de estilos claramente definidos, tanto en obras como en arquitectos, dentro de lo que podría configurar ese Badajoz de finales del siglo XIX y principios del XX.
De aquí pasaremos al Badajoz actual en al apartado que hemos denominado Ensanches fuera de la muralla Vauban.
En la década de los años treinta comienza a plantearse en Badajoz la necesidad de organizar y racionalizar el futuro crecimiento de ésta. Esta inquietud queda reflejada en el concurso que convocó el Ayuntamiento a fin de buscar un proyecto que modernizara la urbe y organizara su futuro desarrollo. Según el reciente trabajo del arquitecto Carlos Fraile Casares, las fases de ordenación urbana y ensanches fuera del recinto extramuros se podrían concretar en tres momentos claves: el primero de 1939 a 1944, que es cuando se establece el primer plan urbanístico, conocido como Plan Cort, siendo autor del mismo el urbanista D. César Cort, que se pone en práctica a partir de 1943, comenzando por la demolición de lienzos de muralla y readaptaciones de fuertes y baluartes (fuerte del Revellín y baluarte de San Juan); estas actuaciones dan lugar al nacimiento de dos nuevas barriadas: Santa Marina y Pardalera. En el segundo, de 1949 a 1954, se proyecta la reforma interior de la ciudad (idea de una futura Gran Vía como eje entre Puerta Trinidad y Puerta de Palmas). La tercera fase, de 1959 a 1964, se caracteriza por la demolición del baluarte de San Juan (con el cuartel de la Bomba en su interior) en 1962.
Todas estas importantísimas actuaciones dan paso a un nuevo Plan de Ordenación Urbana a partir de 1978, que traerá como consecuencia la aparición de las nuevas áreas de Ordenandos, Valdepasillas, Cerro de Reyes y Antonio Domínguez; lo que nos permite hablar de un Badajoz que centra sus líneas de actuación en las “barriadas periféricas”.
Fuera de los límites de la muralla ya habían surgido pequeñas aglomeraciones: San Roque y barriada de la Estación. San Roque se había desarrollado a lo largo de la carretera de Madrid que entraba en la ciudad por la Puerta de Carros. Esta barriada estaba formada por casas unifamiliares de una sola planta, separada de la ciudad por el cauce del Rivillas. El caso de la barriada de la Estación es diferente, ya que surge como consecuencia del establecimiento en aquella margen del Guadiana de la Estación de ferrocarril, lo cual dio un auge importante a aquel punto de la ciudad y desarrolló la barriada a lo largo de la Avenida Carolina Coronado que, partiendo del Puente de Palmas, llega a la citada estación; pero esta aglomeración urbana se verá limitada en su evolución, aun siendo constante desde su nacimiento, haya sido sensiblemente inferior al de otros lugares de la ciudad. Téngase en cuenta que estos dos puntos que estamos citando ya existían antes de que Badajoz se expandiera más allá del perímetro Vauban.
Cuando
el auge demográfico del siglo XX impuso un crecimiento de la morfología
urbana, éste pudo realizarse de dos maneras: respetando las murallas
o bien derribándolas completamente. Como ya hemos citado se eligió
una solución intermedia, que fue romper los lienzos de muralla y
respetar una serie de baluartes que ha quedado un tanto ocultos
entre edificaciones, así como respetar dos puertas primitivas. Este
crecimiento se ha dirigido inevitablemente hacia el espacio abierto
urbanizable más cercano al casco antiguo y esto no es otro que la
amplia zona comprendida entre el Guadiana y el Rivillas. Hacia ese
lugar se irán dirigiendo los sucesivos ensanches. En esta amplia
zona podemos encontrar dos tipos de ensanche de morfologías diferente,
separados por el trazado de la autovía Madrid – Lisboa:
El primero de éstos sería el formado por Santa Marina – Pardalera. Aquí se abrieron tres grandes avenidas a partir de la antigua muralla: Avenida de Colón, Avenida del General Varela o Avenida de Huelva, y la de General Rodrigo o Avenida de Europa. Ésta última se trazó sobre un baluarte en el que se encontraba el Cuartel de la Bomba, y tanto el baluarte como el cuartel desaparecieron completamente. El trazado de Santa Marina y el de Pardalera utiliza una trama reticular caracterizada por la falta de espacios verdes y por un trazado de calles excesivamente estrecho, no adaptado a las necesidades de la circulación que precisa la ciudad del presente siglo.
La autovía Madrid – Lisboa, a su paso por Badajoz, se trazó de manera que evitara el centro de la ciudad e, incluso, se construyó un nuevo puente sobre el Guadiana para evitar una congestión excesiva sobre el antiguo Puente de Palmas. Pero este trazado se dispuso precisamente sobre la zona de crecimiento, y hoy se puede decir que está inmerso en el casco urbano pacense, de ahí la necesidad de los nuevos proyectos y obras de autovías y puentes, como el de la Autonomía (1990).
El segundo tipo de ensanche lo encontramos en la zona de más reciente crecimiento, es decir, la comprendida entre el Polígono de la Paz, Valdepasillas y Ordenandos, la zona entre la margen izquierda del río y la carretera de Olivenza. En este lugar los criterios urbanísticos son diferentes, con la construcción de edificios de varias plantas pero con un trazado más amplio de calles y mayor espacio entre las construcciones, obedeciendo a un modelo de retícula propio de la segunda mitad del siglo XX. Este ensanche se ha visto claramente reforzado y vertebrado con la construcción del Puente Real (1994) que une esta zona de la ciudad con un amplio sector de servicios formado por el Hospital “Infanta Cristina” y el campus universitario, además de servir de rápida comunicación con la frontera de Caya. El Puente Real es obra de los arquitectos Ramón Alfonso y Francisco Sánchez de León, tiene una longitud de 386 metros y un pilono central en forma de delta, con 80 metros de altura al que están unidas las tirantas que sostienen el tablero, formando un conjunto airoso dotado de una amplia perspectiva y que se ha convertido en poco tiempo en un nuevo símbolo de la ciudad, ampliamente reconocido por sus habitantes.
No es necesario insistir sobre el hecho de que el crecimiento de la ciudad se ha ejecutado, en uno y otro caso, siguiendo criterios urbanísticos contemporáneos, nacidos con la explosión demográfica y el empleo de nuevos materiales constructivos, lo que ha motivado la implantación de unas morfologías urbanas uniformes a todos los países y sociedades, con la pérdida consiguiente la peculiaridad arquitectónica de los diferentes núcleos urbanos de todo el mundo. Este hecho, que no juzgaremos positivo ni negativo, nos trae a la mente la necesidad de conservar y mantener en uso el legado arquitectónico de la ciudad, tanto por su valor artístico como por su valor de memoria histórica y viva de lo que ha sido nuestro entorno urbano. Por ello se debe evitar el deterioro del casco antiguo de Badajoz, a fin de evitar el peligro de que ésta una ciudad sin una historia viva y tangible en sus calles.
Una zona que también ha experimentado un crecimiento importante en estos últimos años es la de la carretera de Portugal, que se ha visto favorecida con la instalación en ella del Campus Universitario del semidistrito de Badajoz, dotado con varias Facultades: Medicina, Física, Matemáticas, Biología, Biblioteca, Rectorado y Hospital. Merecen la pena resaltarse las obras realizadas por el arquitecto pacense Gerardo Ayala: facultad de Biología (1978), realizada con grandes dimensiones y espacios abiertos, Facultad de Medicina (1979), con una estructura lineal que se asemeja a la proa de un barco, Facultad de Física y Matemáticas (1981), concebida con varios edificios alrededor de un espacio libre con claustros y porches cubiertos y, por último, la Residencia Universitaria de la Caja de Ahorros de Badajoz (1980), primer premio del concurso que se convocó a tal efecto, donde se plantea combinar el Colegio Mayor, los apartamentos para estudiantes, un centro de cultura para la Universidad y la ciudad, y un lugar de reunión, reflexión y estudio, conjugado con un espacio para vivir. Esta zona ya había sido urbanizada como lugar de recreo a principios de siglo con la instalación de los chalets del Vivero, la llamada “Ciudad Jardín”, pero ha sido la instalación de la Universidad y de algunas industrias lo que le han dado un impulso importante.
En sus cercanías se encuentran las instalaciones de IFEBA (Institución Ferial de Badajoz), el Colegio Residencia San Juan Bautista (obra de José Luis Pilo Maeso, 1985), la Academia de Seguridad Pública de Extremadura (obra de Julián Prieto, 1993) y la fábrica textil INTERTEXSA, próxima al nuevo complejo aduanero de Caya (obra de Luis de Aréchaga y Rodríguez Pascual, 1987).
Aparte de estas zonas de crecimiento urbano se han desarrollado en la comprendida dentro de las murallas algunos nuevos fenómenos urbanísticos. Tal vez el más importante de todos sea el trazado de la Calle Mayor (hoy Avenida Juan Carlos I). Este trazado corresponde a un concurso de proyectos que convocó el Ayuntamiento de Badajoz en 1932 sobre el desarrollo urbanístico de la ciudad. A él se presentaron prestigiosos arquitectos pacenses y de toda España - Vaca Morales, García Mercadal, Rodolfo Martínez, etc. – El Ayuntamiento declaró desierto el concurso, pero entre los proyectos salieron algunas ideas que fueron puestas en práctica posteriormente, como el citado traslado de la Plaza de Abastos situada en la Plaza Alta, y el trazado de la Calle Mayor. Esta calle, según el proyecto original, debería ser una gran arteria que atravesaría toda la ciudad, desde la Puerta de la Trinidad hasta puerta Palmas, siguiendo un trazado prácticamente rectilíneo que rompería toda la trama urbana existente a lo largo de su recorrido. El diseño de esta amplia avenida buscaba que la travesía de Badajoz fuera lo más fácil posible – no hay que olvidar que todavía no se había construido el Puente de la Universidad –, al mismo tiempo que se potenciaba el comercio y la hostelería local. Esta idea de gran avenida fue llevada a la práctica muchos años después de forma incompleta y con un trazado ligeramente modificado. Se puede decir que se ha convertido en el centro comercial y financiero de la ciudad que continúa avanzando hacia la zona de Santa Marina. En el proyecto estaba también la idea de destruir parte del conjunto que comprendía el Seminario de San Atón, hecho que, desgraciadamente, se ha efectuado en la década pasada. De este modo, ha quedado en el centro de la ciudad una calle ancha, con pocos aparcamientos –el pretexto de la destrucción del Seminario fue precisamente el de dotar de aparcamientos a la zona-, a donde se ha trasladado en gran medida el centro comercial.
La eclosión urbanística producida en los últimos años ha desarrollado también la mejora de servicios culturales y de ocio. Entre los primero merece destacarse el área cultural instalada en los antiguos Hogares Hernán Cortés, donde actualmente se ubican el Centro de Estudios Extremeños, el Archivo de la Diputación Provincial, la Facultad de Biblioteconomía y Documentación, además de un Colegio Mayor. Entre los de ocio destacan el complejo deportivo de la Granadilla, formado por instalaciones al aire libre, piscina cubierta (obra de Rodolfo Carrasco y Jorge López, 1989) y un luminoso y funcional pabellón cubierto (obra de Manuel Casado Aguilera, 1992); pabellones polideportivos, como el de la barriada de San Roque; y la recientemente finalizada actuación sobre la margen izquierda del río para su recuperación como lugar de esparcimiento, a través de un proyecto que generó una polémica acerca del tipo de materiales que debían de ser utilizados en el mismo.
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