BADAJOZ - INTRODUCCIÓN
La ciudad más importante de Extremadura y su capital natural resulta indispensable de tres realidades geopolíticas de las que dependen su fundación, existencia, estructura, venturas y desventuras a lo largo de la Historia.
Esas tres realidades son: El río Guadiana, cuyo anchuroso cauce discurre a sus pies dividiendo hoy en dos a la población. El Cerro de La Muela o Cabezo del Monturio, colina sobre la que se asienta la Alcazaba árabe. Y Portugal, referencia insoslayable para la existencia de Badajoz y la determinación de sus señas de identidad más genuinas.
Un Portugal con el que la permeabilidad y los intercambios en todos los aspectos han sido muy activos a lo largo de los siglos.
Plaza fuerte de valor estratégico fundamental en el equilibrio peninsular por su situación fronteriza ante Portugal, donde lo militar asumía el protagonismo principal, Badajoz fue también en el pasado, por el número de sus fundaciones, centro religioso de notable importancia. Y cuna de personajes tan universales como el pintor Luis de Morales, el músico Juan Vázquez, el escritor Sánchez de Badajoz, el conquistador Pedro de Alvarado, el músico Cristóbal Oudrid, el gobernador Manuel Godoy, y otros muchos más.
Desde su fundación en el siglo IX por el muladín Ibn Marwan, Badajoz contó con sólidas fortificaciones reforzadas mediante obras sucesivas; soportó incesantes avatares bélicos desde la etapa medieval hasta este mismo siglo; y jugó un destacado papel como sede de múltiples acontecimientos diplomáticos.
Sobre tan rico pasado Badajoz ha cimentado la extraordinaria
pujanza y expansión de los últimos tiempos, teniendo como impulsor
la propia vitalidad que en el presente hace de la capital badajocense
el centro más
destacado de todo el suroeste peninsular en el terreno económico,
cultural y de servicios, y foco de articulación de todos los territorios
comprendidos en el amplio triángulo Madrid-Sevilla-Lisboa.
Badajoz es así árabe y cristiano. Militar y religioso.
Fronterizo y guadianero.
Bisagra entre España y Portugal. Histórico y moderno. Industrial y artesano. Castizo y cosmopolita. Hospitalario y acogedor. Amistoso y tolerante. Activo siempre y siempre abierto al visitante.
Adentrarse en el laberinto de su casco antiguo, o descubrir el contraste que en insospechada conjunción de pasado y presente forman los viejos rincones llenos de historia con las zonas modernas, constituye un universo de sorpresas que mete a Badajoz en el alma. Conocerlo merece bien la pena. Bienvenidos a Badajoz, la ciudad en la que nadie es forastero.
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