MARTES SANTO COFRADÍAS:
-PONTIFICA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA
ESPINA Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA (Monasterio de Nuestra Señora
de la Merced)
-COFRADÍA DE NUESTO PADRE JESÚS DE LA ANGUSTIA (Iglesia
de San Fernando y Santa Isabel)
6-Curiosidades
Aparte de las ya citadas de que la imagen toma el nombre de una espina de la corona de Cristo que se venera en el Convento de las Madres Clarisas Descalzas, y de las leyendas y milagros que se le atribuyen al Cristo, como las ya relatadas sobre la protección dada al pueblo de Badajoz y al convento, podemos destacar otros detalles curiosos:
- El cuerpo del Nazareno posee una oquedad en su espalda a modo de sagrario sin puerta, donde, según algunas teorías, venía alojada la reliquia de la espina cuando lo trajeron a Badajoz; hecho que podría explicar su advocación.
- En cuanto a las túnicas que posee el Cristo, nos encontramos con algunas curiosidades, como la que le regaló la reina Isabel II a la imagen, espléndidamente bordada en oro, y de la que las religiosas del convento conservan la caja donde se recibió. Otro dato conmovedor fue el protagonizado en 1979 por Dña. Encarnación Vázquez Sierra, que, por expreso deseo testamentario, dona una casa en Sevilla para que lo que se obtuviese de su venta fuese repartido a partes iguales y realizar una túnica al Cristo de la Espina y un manto a la Virgen de la Soledad.
- Una curiosidad única en las Cofradías pacenses la protagoniza el hecho de que la Junta de Gobierno de la Hermandad está compuesta solamente por mujeres. La explicación es sencilla, pues al haber estado siempre las imágenes bajo la custodia de las religiosas de clausura, era obligación que así fuese por respeto a ellas de acuerdo con el código canónico de 1917, si bien, la Cofradía podía tener hermanos de ambos sexos. El actual código de 1983 ya derogó esa norma, aunque esta Cofradía la sigue por tradición, estando así constituida por cargos directivos femeninos y camareras, con la única excepción de un camarero masculino encargado exclusivamente de vestir la imagen del Señor de la Espina.
Por otra parte, es norma estatutaria de esta Cofradía que el hábito de nazareno sólo puede ser vestido por varones, no pudiendo hacerlo mujeres, bajo ningún concepto, hasta hoy. Esta tradición está refrendada por los hermanos, aunque, evidentemente, no es compartida por muchas mujeres, que desearían hacerlo para acompañar a las imágenes, aunque sí lo hacen a cara descubierta detrás de los pasos y son hermanas de la Cofradía.
Los niños tampoco pueden vestir de nazareno hasta los dieciséis años, saliendo, mientras tanto, con los trajes de monaguillos y dalmáticas.
Citar, también, que en 1939, año de su primera salida, desfiló la Cofradía con varios enseres prestados por otras Hermandades, como comentábamos anteriormente, ascendiendo los gastos de la procesión a ochocientas setenta y seis pesetas.
El día 12 de Noviembre de 1946 se recoge una sorprendente curiosidad, que aumenta aún más el carácter milagroso de la imagen. Parece ser que, en aquel tiempo, se padecía una gran sequía en la ciudad, expresándose el escrito de la siguiente forma:
“Durante los días del triduo, acudió gran número de fieles de todas las categorías sociales, a pedir al Señor nos mandase el santo rocío. El último día del triduo a las 12 h. de la mañana se observó un gran fenómeno; se nubló el sol y se vio aparecer a los lejos un gran remolino color de fuego que avanzaba y lo envolvía todo. Durante media hora se hizo completamente de noche, levantándose un huracán desencadenado que horrorizó a todo el vecindario. Por la noche, después del ejercicio del triduo, salió la Imagen sacada en procesión seguida de una inmensa multitud que le pedía la lluvia bienhechora; a poco de salir con cielo despejado se empezó a nublar y empezó a llover torrencialmente, a pesar de los cuales, el vecindario le seguía en su recorrido emocionados ante este milagro, viéndose al entrar en su Iglesia multitud de devotos arrodillados ante las andas, que con lágrimas en los ojos le daban gracias por el inmenso favor, viéndose el templo abarrotado durante varias horas de personas que acudían a manifestarle su gratitud.”
7-Pasos
Paso de Nuestro Padre Jesús de la Espina
Es, sin duda, uno de los mejores pasos de la Semana Santa pacense y no sólo por su calidad artística sino por lo que representa, pues, no en vano, en él va el Cristo más venerado de la ciudad desde el S. XVIII.
La imagen del divino Nazareno de la Espina es de un gran valor artístico e histórico, y su belleza, calidad, naturalidad y distinción son admirables. Aunque no se sabe quien la talló, sobre este punto se han vertido muchas hipótesis. Así, mientras las religiosas Clarisas del convento apoyan que cuando se establecieron en Badajoz en el S. XIV ya la traían, la traza imaginera del Cristo parece posterior, quizás fruto de alguna remodelación, pues aunque otros datan la imagen en el S. XVIII, se sabe que ya recibía culto en el antiguo convento de las Descalzas antes de su traslado al actual en el S. XVII. Otras teorías apuntan, y quizás con más fundamento, a que la imagen es de algún gran maestro imaginero de los siglos XVI o XVII, e incluso, se llegó a atribuir a Martínez Montañés, aunque creo que sin ningún fundamento. Lo único que se desprende de todas estas hipótesis es la gran ausencia de datos concretos, que junto con el carácter milagroso y protector atribuida al Cristo por el pueblo de Badajoz han favorecido ese halo de misterio que siempre ha rodeado a esta maravillosa imagen.
La expresión del Nazareno es serena y de gran realismo, lo que unido a la perfección de sus facciones le confieren una gran belleza plástica, que deja entrever la fatiga y el dolor de Jesús en los marcados y enrojecidos pómulos y en las gotas de sangre que bañan su rostro. Pero lo verdaderamente definitorio es su mirada perdida hacia el suelo y, a la vez, penetrante hasta lo más profundo del corazón de sus devotos, a los que no les hace falta saber quien lo hizo, porque para ellos es “Divino”.
La barba presenta un cuidado trabajo del mismo maestro que realizó la imagen; dándose la curiosa circunstancia de que, antes, el cabello del Cristo era natural, tallándose en 1940 el actual, obra del escultor y cofrade Cecilio García Meneses bajo la dirección del artista Antonio Juez; siendo una obra de gran calidad. Ellos mismos restauran también la imagen.
Las manos son de formas delicadas pero expresivas, sin rasgos exagerados y apenas si acarician la Cruz de madera que lleva sobre el hombre, realizada en 1941. Ésta va rematada en sus extremos con cantoneras doradas y repujadas, enriquecidas con algunas perlas y piedras, obra y regalo de Dña. María Luisa Romero de Tejada.
La imagen da la sensación de que camina, pues se representa andando, llevando la pierna izquierda mucho más adelantada y ligeramente flexionada, mientras el pie derecho aún no se ha despegado totalmente del suelo; el cuerpo va ligeramente encorvado hacia delante por el peso de la Cruz. Los pies son de un enorme realismo y, sin duda, el derecho es uno de los símbolos más venerados de Badajoz.
Sobre su cabeza suele llevar unas estupendas potencias repujadas en plata sobredorada, regalo de Dña. Julia Navarrete en 1941, así como una corona de espinas del mismo material; aunque en 1995, y para darle más severidad a la imagen, salió sin las potencias y con una sobrecogedora corona natural de espinas, ganando en sencillez y expresividad.
Paso de María Santísima de la Amargura
El paso de palio de esta Cofradía es sencillamente magnífico y, sin duda, uno de los más completos de las dolorosas pacenses.
La advocación de la “Amargura” es de origen franciscano y está relacionada con la escena del encuentro de la Vía dolorosa. La Virgen de la Amargura es una bellísima talla de autor desconocido, posiblemente del S. XVII, pues aunque algunos críticos la tribuyen al escultor Cecilio García Maneses, las religiosas afirman que tenían la imagen en el convento desde muy antiguo, aunque era de talla completa y estaba postrada de rodillas, teniendo, seguramente, los ojos más entornados. Al ser elegida para procesionar con la Hermandad, en 1941, el mencionado escultor, bajo la dirección de Antonio Juez, la reformó y le talló algunos elementos, como ocurrió con el cabello del Cristo; así se demuestra en la siguiente reseña escrita en la espalda de la imagen: “Cecilio García Meneses talló, A. Juez dirigió y pinto. MCMXLI”.
En 1996, la imagen ha sido restaurada en los talleres sevillanos de los Hermanos Caballero, donde se le ha hecho un nuevo cuerpo, dado el mal estado en que se encontraba el anterior. La Virgen de la Amargura destacaba por su finísima cara lánguida, que más bien parecía de porcelana que de madera, característica arrebatada por la desafortunada policromía realizada por D. Julián Campos en la última restauración.
El rostro, de rasgos limpios y sencillos, presenta una belleza calmada y enigmática, acentuada por su estilizado cuello. La posición de la cabeza está ligeramente inclinada hacia la derecha y sólo la expresión de sus expresivos ojos y las lágrimas que se deslizan por las delicadas mejillas dan sensación de sufrimiento. La mirada, perdida y triste, denota un sentimiento de amargura silenciosa e interna, confiriéndole una personalidad muy especial a esta imagen de María Santísima. Sus manos, en posición típica de las imágenes de vestir, son sencillas y delicadas, y de ellas penden algunos rosarios, como uno de oro y granates, regalo de una devota y estrenado en 1953, y un pañuelo de encaje blanco en su mano derecha. Una fina toca bordada en oro, regalada en 1941 por Dña. Amalia Maeso, enmarca la blonda que rodea su cara y que, colocada con gran gusto, enfatiza su expresión. En 1996 estrena otra de malla de oro, primirosamente bordada en oro en unos talleres de Jerez de la Frontera. La Virgen de la Amargura suele lucir en la procesión un vestido que es una auténtica joya del S. XVI, bordado en oro, sedas y pedrería por los frailes del Monasterio de Guadalupe. El completísimo bordado representa motivos vegetales y florales de impecable factura.
En 1995 estrenó uno precioso rojo brocado en oro y confeccionado por sus camareras, que tenían la ilusión de verla vestida de este color. En este mismo año se sustituyó el fajín del General Fernández de la Puente, que desde 1959 ciñe su cintura en la procesión, por un nuevo cinturón, regalado por D. Luis Martín Illescas, bordado en oro y sedas.
Mención aparte merece el soberbio manto que posee la imagen y que podemos afirmar que es el mejor de la Semana Santa pacense y una de las joyas más destacadas de la Hermandad. Es de terciopelo granate y se estrenó sin bordar en la Semana Santa de 1947, bordándose en años sucesivos hasta 1959. El genial diseño lo realizó el Director artístico de la Cofradía, Antonio Juez, y fue magníficamente bordado en oro, perlas y pedrería en casa de María Luisa Romero por las propias camareras de la Hermandad, con un resultado absolutamente admirable. Representa una decoración vegetal muy cuidada y de gran gusto y riqueza sin llegar al excesivo recargamiento, lo que hace de él una joya de incalculable valor.
La Virgen de la Amargura descansa sobre una peana de plata repujada, estrenada en 1960.
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