VIERNES SANTO COFRADÍAS: -COFRADÍA DE LA ENTRADA TRIUNFAL DE CRISTO EN JERUSALÉN (CRISTO REY), SANTÍSIMO CRISTO DE LA PAZ Y NUESTRA SEÑORA DE LA PALMA (Iglesia de San Roque)-PONTIFICIA Y REAL HERMANDAD Y COFRADÍA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO YACENTE (SANTO ENTIERRO), NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS Y SANTIAGO APÓSTOL (Parroquia de Santa María La Real)
-PONTIFICIA Y REAL HERMANDAD Y COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA HUMILDAD Y PACIENCIA Y NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD (Ermita de la Soledad)
3-El Paso
En la noche del Viernes Santo, la imagen de la Virgen de la Soledad
aparece más maternal y afligida que nunca, parece como si se hubiese
roto de pena al ver pasar ante su ermita al Cristo Yacente. Su rostro,
tremendamente apenado, parece contener en una sola imagen a todas
las advocaciones dolorosas de la ciudad, reflejando en su cara el
sufrimiento padecido durante todo el ciclo pasional de Jesús. El
rostrillo que la rodea, de inmaculada blonda y chantilly, aparece
refulgente ante el manto de luto que cubre la imagen.
La Virgen de la Soledad sale el Viernes Santo totalmente desprovista de cualquier lujo, dejando atrás las magníficas joyas que lució en la procesión del Jueves. Tanto es así que el paso sale sin palio y la imagen prescinde hasta de la diadema que corona su cabeza; un rosario y un blanco pañuelo penden de sus entrelazadas manos, que hoy, más que nunca, parecen implorar clemencia ante tanto sufrimiento. La ausencia de cualquier símbolo de riqueza en esta noche lleva a sustituir hasta los faldones bordados del paso por otros severos de terciopelo negro; la Virgen de la Soledad de Badajoz va de riguroso luto. Mención aparte merece el manto negro bordado en azabache. Auténtica obra de arte, realizada con el traje de novia que donó en 1929 la Condesa de la Torre del Fresno a la imagen; ha sido restaurado recientemente en el taller de la familia Peña Luengo. El manto presenta un maravilloso trabajo de bordado floral, tan bello y original como difícil de definir; confiriéndole una elegancia al paso absolutamente admirable y haciendo de la trasera de éste un prodigio de buen gusto. El exorno floral es a base de claveles y gladiolos blancos, que contrastan profundamente con el negro en que va entonado todo el conjunto. El paso es llevado por treinta costaleros.
4-Dónde verla
Como veíamos al comentar la procesión, la salida es un punto totalmente obligado. Desde aquí la procesión discurrirá por las calles del Casco antiguo, hasta llegar ante el Hospital Provincial, momento especialmente emotivo, por el simbolismo que encierra este lugar en la Semana Santa de Badajoz. La subida por la calle Obispo hasta la Plaza de España es digna de presenciar, pues, aunque el paso aún no se ve, las imponentes filas de penitentes con cirios y velas encendidas dibujan un paisaje de gran plasticidad. Desde este emblemático lugar, el cortejo se dirigirá por la calle San Juan hasta la esquina de Arias Montano, más conocida por calle “La Sal”, por la que habitualmente desciende hasta su plazuela. En la Semana Santa de 1996, la procesión siguió hasta doblar por Soto Mancera, pasando por el arco del mismo nombre, que durante mucho tiempo comunicaba las dos alas del Colegio de los Jesuitas, antes Convento de Santa Catalina. En esta zona, en que casi no cabe el paso, es digno de elogio el comportamiento, una vez más, de los costaleros y del capataz que con maestría dirige la operación. A continuación, la bajada por San Pedro de Alcántara desemboca en la Plaza de la Soledad, donde los pacenses la aguardan impacientemente, para intentar consolarla con sus rezos y saetas o simplemente con su compañía. La emoción de estos últimos instantes se desborda al entrar la imagen en su ermita, entre las saetas y la ovación unánime de sus hijos.
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