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ERMITA DE BÓTOA
 Situada
a 17 kilómetros de Badajoz, en la Dehesa de Bótoa, se venera en
ella a la Imagen y Copatrona de la ciudad desde el siglo XVII. Fue
creada en primer lugar la “COFRADÍA DE LA VIRGEN DE BÓTOA” durante
el siglo XVIII y, posteriormente la “Hermandad de la Virgen de Bótoa”,
dando lugar a la Romería que se celebró por primera vez el día 13
de abril de 1751. En un principio, la Hermandad fijó la fecha de
la romería en el domingo siguiente al de Pascua de Resurrección”.
Ésta se mantuvo de forma tradicional hasta el año 1958 en que se
decidió, ante las inclemencias del tiempo, trasladarla al primer
domingo de mayo.
El actual edificio fue construido en el primer tercio del siglo XIX, aunque debió existir otro anterior de escaso valor artístico que quedó muy afectado durante las Guerras con Portugal y la Guerra de la Independencia. La reconstrucción debió llevarse a cabo entre 1820 y 1821, ocupándose posteriormente como “Lazareto” hasta el año 1860. El edifico definitivo quedó terminado hacia 1886.
Fue realizado el proyecto por el arquitecto municipal Don Tomás Brioso Mapelli, el cual había realizado otros edificios en la ciudad: Teatro López de Ayala, Mercado de Hierro de la Plaza Alta, entre otros.
La planta es rectangular, cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos y cuatro tramos. El presbiterio presenta una cúpula sobre pechinas decoradas con pinturas murales. A los pies de la iglesia se encuentra el coro alto, con un óculo o rosetón con vidrieras. La única nave de la planta está separada del presbiterio por una verja. El lado derecho del mismo lo ocupa una hornacina conteniendo una imagen de “San Isidro labrador”, obra del escultor emeritense Juan de Avalos, realizada en el año 1942 y depositada en la ermita el día 13 de mayo de 1943.
El exterior presenta una traza sencilla con cubierta a dos aguas sólo alterada por la citada cúpula del presbiterio, y por la espadaña que corona la fachada.
A los pies un atrio rematado con balaustrada. Decora este atrio, en su parte baja de acceso a la iglesia, dos azulejos: uno dedicado a la “Virgen de Bótoa” y otro a “San Isidro Labrador”, realizados en el año 1949 por el ceramista de Almendralejo Pedro Navia. Fueron donados por los Condes de la Oliva el de la Virgen, y por los Marqueses de Pilares el de San Isidro. Otras dependencias que la rodean son un patio con verja y dos habitaciones anejas: una la llamada “Casa del Santero” y la Sacristía y el Camarín de la Virgen.
El retablo que preside la iglesia ofrece características propias del siglo XVIII y factura portuguesa, aunque no se sabe ciertamente su período de ejecución. Está realizado en mármol beteado con tonalidades grises procedente de las canteras de Borba (Portugal). Consta de un cuerpo y remate, presidido por el “Camarín – Hornacina de la Virgen” y enmarcado por columnas lisas de capitel corintio sobre grandes ménsulas. Toda su traza marca un zigzag que recuerda al estilo rococó. Remata con un complicado ornato a base de un disco circular y radiado compuesto por potencias.
La actual imagen de la Virgen de Bótoa, según la efigie que marca su pecho, fue realizada hacia el año 1713, aunque se desconoce su autoría. Es un tipo de Imagen de vestir o candelero al estilo de las “Divinas Pastoras” andaluzas. Iconográficamente presenta dos modelos: con pamela para recorrer los campos, y con corona como Reina Madre de Cristo. Su tamaño es de 1’50 metros. Sobre ella se publicó en 1989 un completísimo estudio por María Dolores Gómez Tejedor, el cual nos ha servido para evocar estas líneas.
Nuestra ciudad, y sus alrededores, contó con numerosas ermitas de las que a penas queda el recuerdo: Telena, San Gaspar, San Lázaro, San Roque, San Miguel, Santa Engracia...
En la actualidad, la tradición romera de la festividad de Bótoa es compartida con la que se celebra todos los meses de mayo en la ermita de San Isidro, situada en la carretera de Corte de Peleas a pocos kilómetros de Badajoz. | 
