MURALLA VAUBAN
Tras un largo período de paz, al inicio de la
guerra de la independencia de Portugal (1640 – 1668), la muralla
medieval presentaba un lamentable estado de abandono, al mismo tiempo
que la nueva técnica militar, especialmente la artillería, la convertía
poco menos que en inútil. Ello obligó a iniciar un nuevo sistema
de fortificación que será conocido por Vauban, cuya construcción
remarcó aún más el carácter militar de nuestra ciudad y condicionó,
al mismo tiempo, su evolución histórica y urbanística. La primera
obra proyectada de la nueva fortificación fue el fuerte de San Cristóbal,
iniciado en 1642, indispensable a la hora de proteger el castillo
y el puente de acceso a la ciudad. A ésta le siguió inmediatamente
la reconstrucción de las viejas murallas y cinco medias lunas exteriores
que servían como defensas avanzadas, y que fueron distribuidas a
lo largo del flanco no protegido por la defensa natural que constituía
el río. Las obras de reparos prosiguieron durante toda la guerra,
adicionándolas a la antigua muralla medieval: medias lunas, camino
cubierto, fuerte de Pardalera, cabeza de puente, etc. Tras el fin
de la contienda, después de algunos proyectos fallidos y obras parciales,
la cerca moderna no comenzó a desarrollarse definitivamente hasta
1690. En ocho años se levantó buena parte de la cortina y baluartes
del nuevo recinto y fue derribada la muralla medieval. La nueva
traza acorta el perímetro de la anterior al suprimir los ángulos
y crear chaflanes que facilitaran la defensa. Finalmente, no sería
hasta el siglo XVIII cuando se culmina el sistema de fortificación
exterior: foso, revellines, terraplenes, caminos cubiertos... Este
sistema amurallado se conoce erróneamente por Vauban por un ingeniero
militar francés del siglo XVII llamado Sebastián de Preste, marqués
de Vauban, quien sólo ideó la forma de asalto a este inexpugnable
tipo de fortificación creado en el siglo XVI. La muralla ofrece
un talud al exterior construido con piedra caliza extraída de las
canteras próximas a la Puerta de Mérida. Esta muralla se llenaba
con tierra, lo cual, junto con la forma de talud del exterior, ofrecía
una fuerte resistencia a la artillería. Los materiales de construcción
empleados son la mampostería, la tierra apisonada en la muralla,
y los sillares en los ángulos de la misma y en las puertas. La muralla
decora su austero paramento de mampostería con un listel de sección
curva y recta realizado con ladrillo que marca el paseo de ronda
al exterior.
El
sistema Vauban estaba constituido por una serie de elementos defensivos
como fuertes, baluartes, semibaluartes, revellines, lunetas, foso,
que lo hacían prácticamente inexpugnable.
La muralla Vauban que
suplantó a la medieval respetó sin embargo a la alcazaba. Desde
el ángulo sureste de la misma, próximo a la puerta del Alpéndiz,
parte la muralla del llamado semibaluarte de San Antonio. Hacia
el sur los baluartes de San Pedro y la Trinidad; éste último llamado
así porque en ese lugar se levantaba el convento del mismo nombre.
A partir de este punto la muralla giraba al oeste y después al norte,
y se encaminaba hacia el Guadiana con los baluartes de Santa María
o de la “Laguna”, San Roque, San Juan, Santiago, San José, San Vicente
y el semibaluarte de Palmas junto a la puerta del mismo nombre.
Al otro lado de la puerta la muralla continuaba hasta cerrarse en
la torre más noroccidental de la alcazaba. Otros elementos defensivos
adelantados de la muralla que cubría los distintos flancos de la
misma, y defendían los accesos a la ciudad, son las lunetas y los
fuertes. Éstos se comunicaban con el recinto amurallado por medio
de caminos cubiertos o puentes. Al este de la ciudad, entre los
baluartes de San Pedro y la Trinidad y en la margen derecha del
Rivillas, se situó la luneta de San Roque. Al sur del baluarte de
la Trinidad, también al otro lado del Rivillas, se situó el fuerte
de la “Picuriña”. Más al oeste, entre los baluartes de San Roque
y San Juan, estaba el fuerte de “Pardalera”, donde se levantó en
1943 el recinto de la cárcel. Trasladada en la pasada década a las
modernas instalaciones de la carretera de Olivenza. Al otro lado
del Puente de Palmas, en la margen derecha del Guadiana, estaba
situado el fuerte de “Cabeza de puente”, que se comunicaba mediante
un camino cubierto con el fuerte de San Cristóbal y sustituyó al
anterior medieval. Al norte del mismo, la luneta de Verlé completa
el sistema defensivo de la ciudad de Badajoz.
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