IGLESIA DE SAN ANDRÉS
Ya en el siglo XIII, prácticamente desde la primera división por
parroquias de la ciudad tras la conquista de Alfonso IX, tenemos
noticias de la de San Andrés. Más numerosos son los testimonios
del siglo XVI en los que figura la iglesia de San Andrés con gradas
y una plaza en la que se localizaba el cementerio de la parroquia,
hecho usual por otro lado hasta época contemporánea. En este mismo
siglo XVI, concretamente en 1548, Pedro González de Valverde y su
mujer Isabel Enríquez fundaron el convento de descalzas de San Francisco
de “Madre de Dios de Valverde”, que dio nombre a la actual calle
de Madre de Dios. En el siglo XVII se suprimió como parroquia la
iglesia de San Andrés, por desaparecer prácticamente la totalidad
de sus habitantes, y el edificio debió sufrir un rápido deterioro.
Reconstruida en el siglo XVIII, fue derribada definitivamente en
1834, formándose así la actual plaza de San Andrés. En 1842 la parroquia
fue instalada en la iglesia del desamortizado convento de Madre
de Dios; la cual sufriría importantes obras de reconstrucción por
el arquitecto Francisco Morales Hernández en el tercer cuarto del
siglo XIX, que le otorgaron el aspecto actual.
La iglesia es de una sola nave, con capillas que se comunican entre sí adosadas a la nave del evangelio, como la sacristía. La cubierta es de bóveda de cañón con lunetos apoyada en pilastras adosadas al muro, cúpula ovalada con linterna levantada sobre arcos apuntados ante el presbiterio y coro alto a los pies sobre arco rebajado. El presbiterio presenta en sus muros laterales arcos ciegos de medio punto decorados en el extradós. Las enjutas se adornan con cabezas de angelotes.
En el exterior destaca una torre – campanario y tres portadas que abren a la plaza de San Andrés y calle de San Blas. La torre es de planta rectangular y tres cuerpos con el de campanas. Este cuerpo de campanas está compuesto por arcos de medio punto entre pilastras, dos en los lados mayores y uno en los menores. Está rematada la torre con una pequeña cubierta a cuatro aguas.
Las dos primeras portadas comenzando desde el presbiterio, hoy cegadas,
están labradas en cantería y corresponden al siglo XVIII y, aunque
barrocas, presentan ya algunos elementos clasicistas. La primera
portada presenta un vano adintelado entre pilastras, con remates
de pináculos piramidales y bolas y escudo de los Quirós en el dintel.
En el segundo cuerpo, hornacina de medio punto con frontón triangular
que contiene una escultura de San Pedro sobre pedestal, apoyando
en un friso con relieve de grifos afrontados y cartela con motivos
vegetales estilizados y gárgolas; sobre la hornacina el escudo franciscano.
La segunda portada es también de vano adintelado entre pilastras. El segundo cuerpo, presidido por el escudo del marqués de Monreal, se cierra con frontón mixtilíneo rematado por pináculos.
La tercera portada, que es la que se utiliza en la actualidad, imita en su estructura a las anteriores, aunque no es de cantería. Fue abierta en los años cuarenta del presente siglo, seguramente para facilitar la salida procesional de la Hermandad de San Andrés, como así parece demostrarlo las mayores dimensiones del vano. En la hornacina, situada sobre el dintel de la puerta, figura una escultura de “San Andrés” y en sus costados dos escudos, uno de la mencionada Hermandad de San Andrés y otro del obispo José María Alcaraz Alenda, quien rigió la diócesis de 1930 a 1971.
Después de describir el edificio veremos los bienes muebles que se conservan. El presbiterio contiene un retablo en madera pintada constituido por un cuerpo, tres calles y remate. Estípites como elementos constructivos característicos. El retablo está presidido por una escena de la “Anunciación”, enmarcada en las calles laterales por “San Pedro” y “San Pablo”. En el remate hornacina conteniendo a “San Andrés”, patrón titular de la parroquia.
Mucho mayor interés presenta un retablo situado en el costado del lado del evangelio del mismo presbiterio. Este retablo, presidido por el “Martirio de San Sebastián”, está realizado con pinturas sobre tabla y data del último cuarto del siglo XVI. Consta de banco, dos cuerpos y tres calles. Este retablo ha sido atribuido al círculo artístico de Luis de Morales.
La primera capilla del lado del evangelio está presidida por una talla de la “Inmaculada”, en madera dorada y policromada del siglo XVIII.
La segunda capilla muestra un retablo barroco del siglo XVIII, con una imagen de vestir de la “Virgen de la Merced” entre santos mercedarios.
En la última capilla retablo moderno que imita al estilo barroco con el grupo procesional del “Descendimiento”, realizado en 1943 por el imaginero Castillo Lastrucci, y la Virgen titular de la Hermandad de San Andrés. Están acompañados por una pintura al óleo sobre lienzo de buena calidad y del siglo XVIII, que representa, según Mélida, a “San Antonio Abad” y los dos escudos de la portada central, obra próxima a Alonso García Mures. En el mismo retablo una talla de “San Roque”.
En la nave de la iglesia, en el muro de la nave de la Epístola, se conservan tres pequeños retablos de un solo cuerpo y remate. El primero, presidido por la “Virgen de Fátima”, no tiene ningún interés artístico. El segundo es un retablo barroco de la segunda mitad del siglo XVII, con columnas salomónicas y realizado en madera dorada. Está presidido por una talla de la “Virgen del Pilar” entre pinturas al óleo sobre lienzo de “San Pedro” y “Santiago”, y la “Sagrada Familia” en el remate. Sobre este retablo se encuentra una pintura al óleo sobre lienzo de “San Pedro” y “Santiago”, y la “Sagrada Familia” en el remate. Sobre este retablo se encuentra una pintura al óleo sobre lienzo de grandes proporciones del siglo XVIII que representa la “Coronación de la Virgen”, próxima estilísticamente a la obra de Clemente García Mures, quien la firma y data en 1760.
Mayor interés artístico ofrece el tercer retablo, obra de la primera mitad del siglo XVII, con elementos todavía manieristas. Compuesto por un cuerpo, tres calles y remate, está realizado en madera dorada con columnas de capiteles corintios y fustes estriados. Está presidido por una talla del “Niño Jesús” entre la “Inmaculada” y “San José”. En el remate una pintura al óleo sobre lienzo de la “Inmaculada”.
Muy interesantes son también algunas pinturas conservadas en otras dependencias de la misma parroquia de los siglos XVI, XVII y XVIII. Entre ellas merece destacarse una magnífica pintura manierista, realizada sobre tabla, de “San Bartolomé”, mandada pintar por un familiar del Santo Oficio llamado Bartolomé Doblado en 1596, según reza una inscripción. Igualmente tiene interés una pintura al óleo sobre lienzo de la primera mitad del siglo XVII, con el tema de “Cristo recogiendo las vestiduras”. |