CONVENTO DE LAS FRANCISCANAS DE SANTA ANA
Fue
fundado en 1518 por Doña Leonor de Vega, hija de Don Lorenzo Suárez
de Figueroa, y perteneció a la provincia franciscana de San Miguel.
En este convento murió el día 26 de octubre de 1580 Doña Ana de
Austria, mujer de Felipe II, mientras residieron en Badajoz con
ocasión de trasladarse a Portugal a recibir la corona del mismo
país a la que se habían hecho acreedores. Por ello, el convento
recibe el privilegio del patronazgo real en el siglo XVIII y se
timbra la puerta de acceso a la iglesia con el Escudo Real.
Gracias a la financiación pública y privada, y coincidiendo en el tiempo con el desarrollo del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural acordado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura de 2 de abril de 1991, el convento ha padecido desde los últimos años de la década anterior profundas obras de restauración arquitectónica, no todas ellas afortunadas, que afectaron fundamentalmente al claustro y a la iglesia y culminaron con la solemne inauguración del día 26 de octubre de 1993.
La iglesia es de una sola nave reconstruida a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII con cuatro tramos, cubierta con bóvedas vaídas que apoyan en pilastras, y las roscas de los arcos de cantería. El presbiterio está cubierto con una bóveda de nervaduras góticas tardía de la primera mitad del siglo XVI, y el arco toral de acceso al mismo está decorado con pinturas del siglo XVIII, de las que es autor Alonso García Mures. En los paños de la bóveda gótica se conservan restos de pintura que por los motivos decorativos que presenta recuerdan a los del arco toral. Con las recientes obras de restauración efectuadas en la iglesia han aparecido, bajo las pinturas murales de finales del siglo pasado que adornan los paramentos laterales del presbiterio, otras anteriores del siglo XVIII con motivos de ángeles enmarcando ilusorios ventanales que, tal vez, debieron formar un conjunto unitario con las mencionadas anteriormente. La iglesia posee coro alto y bajo a los pies. La sacristía, en el costado del evangelio, tiene planta rectangular y se cubre con bóvedas de aristas.
Exteriormente el edificio de la iglesia presenta contrafuertes y una torre a los pies de dos cuerpos con el de campanas que tiene arcos de medio punto, y rematada por un cupulín. Sobre la bóveda del presbiterio se levanta una torre – mirador o terraza con celosía conventual de ladrillos que estuvo decorada exteriormente con esgrafiados, y está rematada por pináculos en los ángulos. En la calle Santa Ana se abre la portada que da acceso a la iglesia, construida en mármol portugués. Está formada por un vano adintelado con una hornacina que contiene una imagen moderna de “Santa Ana”, y sobre ella el mencionado Escudo Real labrado en el siglo XVIII. En la calle Duque de San Germán existe otra pequeña portada de cantería adintelada, rematada con pinjantes y volutas decorativas que enmarcan el escudo franciscano que contiene la siguiente leyenda: “ARMAS MILITIA NOSTRAE ANNO DE 1724”.
El presbiterio está presidido por un retablo en madera dorada y policromada de la segunda mitad del siglo XVII. Está compuesto por un cuerpo, tres calles y remate, y columnas salomónicas con angelotes sobre la cornisa. En la calle central, talla de la “Virgen de Nuestra Señora de las Virtudes y Buen Suceso”, llamada popularmente “Morenita Antigua”, la cual fue considerada patrona de la ciudad con anterioridad a la “Virgen de la Soledad”; en las calles laterales tallas de “San Francisco” y “Santa Clara”. En el remate una inusual representación iconográfica de “Santa Ana” en comunicación con el “Espíritu Santo”. En el banco del retablo se han colocado recientemente dos pequeñas tallas de madera policromada del siglo XVI con las imágenes de “San Pedro” y “San Pablo”. Esta última estuvo situada en el pequeño cuerpo de remate del retablo de la “Inmaculada” que se encuentra en el muro de la epístola; mientras que la de “San Pedro” ha sido localizada en las recientes obras de restauración en una hornacina hecha en el muro y escondida tras el mismo retablo. El Altar Mayor cuenta con un sagrario en madera dorada del siglo XVII, enmarcado por columnas salomónicas y, en los costados, dos pequeñas pinturas sobre tabla con “San Pedro” y “San Pablo”.
De los muros laterales del presbiterio cuelgan un “Crucificado” de tamaño natural en madera policromada muy restaurado que procede del antiguo convento de Santa Lucía y, frente a él, en el muro de la epístola, un magnífico óleo sobre lienzo con marco en madera dorada que representa la “Sagrada Cena”. Esta obra data de la primera mitad del siglo XVII y se inspira en modelos iconográficos italianos del siglo XVI. En ambos laterales del presbiterio han sido empotradas dos lápidas funerarias labradas en mármol en 1583 y pertenecientes a los patronos del convento: don Cristóbal de Fonseca y su mujer, doña Beatriz Manuel. Con anterioridad a las obras de restauración estas lápidas estuvieron situadas en el suelo, una de ellas a los pies de las gradas del presbiterio y, la otra, cubriendo una bóveda de enterramiento situada en el ángulo que forma el testero plano del presbiterio con el muro del evangelio.
En el primer tramo el lado del evangelio, retablo en madera dorada y pintada con motivos vegetales y estípites de hacia la mitad del siglo XVIII. Está compuesto por dos cuerpos y una sola calle, en el interior una escultura de “Cristo atado a la columna” con la advocación de “Cristo de la Salud”, de la primera mitad del siglo XVIII, y en el segundo “San Antonio de Padua”. Sobre el retablo una pintura al óleo sobre lienzo de “Santa Clara”. Siguiente >> |