CATEDRAL DE BADAJOZ
7. Capilla de la Virgen de la Angustia. Como hemos
dicho anteriormente, esta capilla se reformó durante el obispado
de Marín del Rodezno. En un principio fue capilla del Sagrario y
ocupaba el sitio que normalmente le corresponde, hasta que se trasladó
en el siglo XVI a la nave de la Epístola. El retablo, formado por
banco, un cuerpo, tres calles y remate, es de madera dorada y fue
realizado en 1697 por Alonso Rodríguez Lucas. Este retablo es parejo
con el de San Blas, que preside la nave de la Epístola. En el primer
cuerpo y en la calle central, imagen de la “Virgen de la Antigua”,
enmarcada por columnas salomónicas. El cuadro de la virgen de la
Antigua es copia del existente en la Catedral de Sevilla y fue mandado
pintar por el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, del cual aparece
un retrato como donante y fue traído a nuestra ciudad en 1498. El
mal estado de conservación del mismo obligó a realizar una nueva
copia en 1632 que fue encargada al pintor madrileño Antonio Monreal,
siendo de su mano, por tanto, la pintura que hoy figura. En las
calles laterales y en el primer cuerpo, dos pinturas al óleo sobre
lienzo, una de la “Inmaculada” y otra de la “Asunción” firmada por
Guerrero. En el segundo cuerpo, pintura al óleo sobre lienzo del
“Padre Eterno” entre otros dos pequeños que representan a la “Virgen”
y al arcángel “San Gabriel”. A los pies de la nave del Evangelio
escultura de “Cristo atado a la columna”; y en la misma nave, entre
las capillas del Bautismo y Santa Bárbara, pintura al óleo sobre
lienzo de “Cristo Crucificado”, del siglo XVII o principios del
XVIII. En esta misma nave, conocida también por la de la Antigua,
en honor de la advocación del retablo que la preside, encontramos
en el muro del coro a “Nuestra Señora del Rosario” (150 x 73 centímetros).
Este es un relieve en madera de nogal de estilo plateresco del siglo
XVI que debió formar parte de una sillería de coro. Se ha sugerido
por algunos autores que pudo pertenecer al proyecto presentado por
Bernardino de Torres para el concurso que se hizo para encargar
la realización de la sillería de coro de nuestra catedral, ganado
finalmente por Jerónimo de Valencia.
8. Altar Mayor. Retablo barroco
en madera dorada, obra de Ginés López, realizado entre 1715 y 1717
por mandato del obispo Valero y Losa. Está formado por banco, dos
cuerpos, tres calles y remate; ricamente decorado con hojarascas
y elementos típicos del estilo, como las columnas salomónicas en
el primer cuerpo y los estípites del segundo. El retablo está presidido
en la calle central del primer cuerpo por la escultura en madera
dorada del titular de la Catedral “San Juan Bautista”, obra del
escultor madrileño Juan Alonso Villabrille y Ron; en las calles
laterales las imágenes en madera policromada de “San Pedro” y “San
Pablo”. En la calle central del segundo cuerpo, escultura de la
“Inmaculada”, en madera policromada, perteneciente a la escuela
sevillana de principios del siglo XVIII y se ha relacionado con
el círculo de Duque Cornejo; a la derecha de la Inmaculada imagen
de “San Atón”, nacido en Badajoz, y a la izquierda “San Francisco
Javier”, del que era muy devoto el obispo; también en el segundo
cuerpo cuatro ángeles portalámparas o lampadarios. Por último, en
el remate del retablo, representación de las tres Virtudes: “Fe”,
“Esperanza” y “Caridad”. Sobre la mesa del altar un “Crucificado”
del siglo XVII en madera policromada. El retablo es uno de los mejores
ejemplares artísticos de la Catedral. En la realización de las tallas
menores participaron Miguel Sánchez Taramas y Francisco Ruiz Amador.
9. Capilla de San Blas. Retablo
en madera dorada, realizado en 1697 por el zafrense Alonso Rodríguez
Lucas, el mismo que realizó el retablo de la Virgen de la Antigua,
con el que forma pareja. El retablo está constituido por banco,
un cuerpo, tres calles y remate. El primer cuerpo está presidido
por una pintura al óleo sobre lienzo de “San Blas”, del siglo XVII,
enmarcado por columnas salomónicas y dos pinturas al óleo sobre
lienzos: a su izquierda, un milagro del santo, y a la derecha, su
martirio; en el remate pinturas al óleo sobre lienzo con motivos
de ángeles. Junto al retablo de “San Blas” se encuentra la sepultura
del obispo Manuel Pérez Minayo, fechada en 1779.
10. Capilla de San Fernando. Perteneció
a Alonso Sánchez de Badajoz y Figueroa. En ella residía la “Virgen
de Bótoa” en los períodos en que venía a la ciudad. Existen dos
retablos de escaso interés, en el frente el de San Fernando y al
lado izquierdo el de Santa Teresa. En el interior de la capilla
también existen dos enterramientos, el del obispo Gabriel Álvarez
de Faria, con fecha de 1802, y el de Raimundo Torrijos Gómez, 1903.
La capilla se cierra con una reja del siglo XVII, pareja con la
de la Magdalena.
11. Capilla de Santa Ana. Fue mandada
levantar por Gome Suárez de Figueroa y Moscosso en 1503. Posee una
magnífica reja plateresca con el escudo del Marqués de Camarena.
Con la invasión napoleónica desapareció la riqueza de esta capilla
que fue la mejor dotada de la Catedral en lo que se refiere a obras
artísticas y objetos de culto, entre ellos cabría destacar una serie
de cuadros de Luis de Morales. En la actualidad hay un sencillo
retablo con “Santa Ana y la Virgen”.
12. Este espacio se cubre con una bóveda de cañón renacentista que debió proyectarse acasetonada en su totalidad, como lo está el inicio de la misma, y es el tránsito a la Catedral desde la puerta de San Blas. A este espacio asoma una ventana lateral de la capilla de Santa Ana, con rejería igualmente plateresca.
13. Capilla del Sagrario. Estuvo
en un principio en la cabecera de la nave del Evangelio, y en el
siglo XVI se trasladó de lugar. Es la más espaciosa de la Catedral
y está formada por una doble bóveda estrellada gótica. Su constructor
fue Gaspar Méndez y se levantó hacia la mitad del siglo XVI, ya
que se sabe que en 1545 estaba en construcción. El retablo que preside
la capilla estuvo montado con anterioridad en la Capilla Mayor y
fue desplazado por el actual de mayor mérito artístico. Fue mandado
construir por el obispo Jerónimo Rodríguez de Valderas, que ocupó
la sede episcopal entre 1662 y 1667; tiene traza clásica y banco,
tres calles, dos cuerpos y remate. Estuvo presidido por “San Juan
Bautista”. Su autor fue el escultor Blas de Escobar, quien lo ejecutó
entre 1666 y 1669. A sus lados dos altares – retablos sin gran valor
artístico, presididos por la “Virgen del Carmen” y “Nuestra Señora
del Sagrado Corazón del Niño Jesús”.
En esta capilla se conservan igualmente una serie de pinturas al óleo sobre lienzo: “Natividad”, atribuida al siglo XVI y donada por el obispo Andrés Fernández de Córdoba; “San Pedro”, posiblemente es obra del siglo XVII, y otros, algunos copia de originales, de distintas épocas y escaso interés artísticos: “Piedad”, “Virgen con el Niño”, “Santo Tomás de Villanueva”, etc.
El pavimento de la capilla está cubierto por laudas sepulcrales, algunas de ellas pertenecientes a distintos obispos de la sede pacense.
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